El famoso ‘cazador de ovnis’ y científico de la Universidad de Harvard, Avi Loeb, recuperó unos pequeños fragmentos del fondo del océano Pacífico que, según afirmaba el experto, procedían de un visitante interestelar. Loeb se ha granjeado un nombre en su búsqueda para descubrir artefactos que podrían pertenecer a una civilización extraterrestre. Su equipo se encontraba en una misión especial para encontrar restos de un meteorito que supuestamente se estrelló en la atmósfera de la Tierra hace casi una década. En este caso, la última anomalía en cuestión, denominada IM1, unas esferas metálicas de tamaño diminuto, cayó en el Pacífico en el año 2014 y acaban de terminar un nuevo análisis de los fragmentos encontrados.
¿Cuál es la diferencia entre otros hallazgos de meteoritos?
La mayoría de los meteoritos que han caído a la Tierra proceden del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Por lo tanto, el hecho de decir que estas rocas espaciales proceden de mucho más lejos en el espacio y ni siquiera de nuestro propio sistema solar, es enorme.
La expedición de Loeb se realizó a bordo de un barco bautizado Silver Star y equipado con un trineo lleno de imanes. El equipo completó 26 recorridos en los que el trineo buscó los restos del meteorito y tuvo un gran éxito al encontrar más de 700 esferas metálicas, que eran tan pequeñas que necesitaban un microscopio para poder verlas. Ya se han analizado cincuenta y siete de ellas, y los resultados se presentan en un artículo preimpreso, que aún no ha sido revisado por pares.
Según Loeb, el análisis de composición realizado por el equipo «mostró un patrón de composición de elementos externos al sistema solar, nunca antes visto». Las pequeñas esferas tenían un alto contenido de berilio (Be), lantano (La) y uranio (U), un patrón que el cosmoquímico Stein Jacobsen denominó BeLaU.
«Las abundancias medidas de elementos pesados más allá del lantano están consistentemente muy por encima de las del estándar del sistema solar de condritas CI, lo que sugiere que las esférulas ‘BeLaU’ se originaron fuera del sistema solar», sugirió directamente Loeb. Por tanto, afirma que los fragmentos extraterrestres recuperados del fondo del Océano Pacífico podrían haber provenido de un planeta extraterrestre fuera de nuestro sistema solar.
¿Hay consenso? Más bien críticas
Como ya es habitual en los artículos publicados por este astrofísico, ha estallado una gran disputa entre la comunidad científica y su descubrimiento; la mayoría cuestiona sus afirmaciones.
El físico afirma que las diminutas esferas metálicas tienen una composición de elementos «nunca antes vistos» que no coinciden con ninguna aleación natural o artificial.
Se están realizando más análisis en instituciones de renombre, incluidas la Universidad de Harvard, la Universidad de California en Berkeley, Bruker Corporation y la Universidad de Tecnología de Papúa Nueva Guinea, así que pronto deberíamos tener nuevos datos.
Si bien no es concluyente si estas esferas metálicas son de origen artificial o natural, Loeb se muestra firme en su creencia de que estas muestras no se parecen a ninguna aleación metálica que conozcamos.
«Este es un descubrimiento histórico porque representa la primera vez que los humanos ponen sus manos en materiales de un objeto grande que llegó a la Tierra desde fuera del sistema solar», dijo Loeb en Medium, su plataforma preferida para detallar sus hallazgos. «El éxito de la expedición ilustra el valor de asumir riesgos en la ciencia a pesar de todas las probabilidades como una oportunidad para descubrir nuevos conocimientos».
Esta especulación es normal para Loeb, quien ha ‘irritado’ en más de una ocasión a sus colegas físicos con afirmaciones extravagantes como la de que el objeto interestelar ‘Oumuamua era en realidad una sonda espacial de origen extraterrestre. Sin embargo, un estudio posterior atribuyó su órbita inusual a un fenómeno común observado en los cometas helados. Para muchos científicos, lo que hace Loeb es contaminar la buena ciencia.
Fuente: Muy Interesante