Xiomara Castro asumió hoy como presidente de Honduras, la primera mujer en llegar a ese cargo, en un acto desarrollado en el Estadio Nacional de Tegucigalpa, que estuvo colmado por sus seguidores y con el primer desafío de apagar una crisis en el Parlamento que ya amenaza su liderazgo.
La flamante mandataria, de 62 años, juró ante la jueza Karla Lizeth Romero, luego de que Luis Redondo, presidente de la junta paralela del Congreso Nacional, iniciara la sesión.
«Prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y sus leyes», juramentó Castro, mientras su nieta, Irene Zelaya, sostenía la Carta Magna de la República y su esposo, Manuel Zelaya, desplegaba la banda presidencial que utilizó durante su mandato, interrumpido por un golpe de Estado en 2009, y se la traspasó.
Precisamente sobre el conflicto parlamentario, ayer la presidente le ofreció el cargo de Coordinador de Gabinete al disidente Jorge Cálix, quien quedó en darle «pronto» su respuesta.
Ya en el acto de hoy, tras destacar en el inicio de su discurso las presencias de las vicepresidentes argentina Cristina Fernández de Kirchner y estadounidense Kamala Harris y del rey de España Felipe VI, Castro destacó que la Presidencia «nunca ha sido asumida por una mujer en Honduras, han tenido que pasar 200 años desde que se proclamó la independencia», y señaló que con su asunción «se están rompiendo cadenas» y tradiciones».
Castro, al analizar la actual situación económica, afirmó: «Mi gobierno no continuará el saqueo que ha condenado a los jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas. Voy a arrancar de raíz la corrupción de 12 años de dictadura», prometió.
«La catástrofe económica no tiene parangón en la historia del país. La deuda aumentó un 700% y el crecimiento de la pobreza alcanzó al 74% de la población. Todo esto transformó a Honduras en el país más pobre de América Latina, lo que desembocó en la caravana de miles de personas que huyeron para México o Estados Unidos, buscando la forma de subsistir sin importar el riesgo de sus vidas», enumeró.
Y continuó: «Tenemos el deber de restaurar el sistema económico sobre la base de la transparencia, producción y justicia social».
«Por el pago de créditos tomados se insume en conceptos de intereses y capital el 50% de los ingresos del Presupuesto y el Estado no tiene la capacidad de sostener la bochornosa deuda heredada, lo que llevará a una reestructuración con acreedores privados y públicos», advirtió.
Y siguió: «Si la de los ’80 fue la década perdida, esta fue la década más corrompida de la historia de Honduras», subrayó.
«Todo va a cambiar. Habrá seguridad jurídica, ciudadana y social. Además seguridad para hablar con libertad y también el disenso racional será admitido», destacó.
Castro adelantó que regresarán las «consultas populares», solicitará al Congreso «la ley de participación ciudadana» y prometió que no habrá «más silencio ante los feminicidios, no más sicariato, no más narcotráfico ni crimen organizado».
La presidente lanzó 22 acciones de gobierno
«Un millón de familias en la pobreza, que consumen menos de 150kw por mes, desde hoy no pagarán más la factura de consumo de energía, que se solventará con los altos consumidores, quienes pagarán más en sus facturas para subsidiar la energía a los pobres de Honduras», puntualizó.
Castro también propondrá un proyecto de ley de «subsidio para el combustible, para lograr la reducción de los precios actuales», y pedirá al Banco Central y a la secretaría de Finanzas «los mecanismos legales para la disminución de intereses bancarios para la producción».
Al Ministerio de Educación la presidente le dará «presupuesto para iniciar las clases presenciales, con matrícula gratis, merienda, vacunas y mascarillas», alentará el «desarrollo agropecuario y soberanía alimentaria», y con las Fuerzas Armadas «la protección del medio ambiente».
La jefa de Estado, además, anulará los permisos «de minas abiertas o explotación minera» y bregará por «el desarrollo agroforestal e industrial», la «promoción de turismo» y «una estricta política fiscal».
Castro, no obstante, irá por «la libertad de los presos políticos de Guapinol», además de «justicia por Berta Cáceres», la activista asesinada el 3 de marzo de 2016.
«Los adultos mayores, personas con discapacidad, niños y jóvenes, indígenas, pueblos originarios y de la comunidad LGBT tendrán un lugar preciso en mi gobierno», manifestó.
En este primer mes, Castro adelantó que derogará «las aberrantes reformas constitucionales» y en ese sentido propondrá «una ley que condene el golpe de Estado y la reelección ilegal, que es un delito de traición a la patria», en referencia en este segundo punto a su antecesor Juan Orlando Hernández, quien logró dos mandatos gracias a un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que en 2015 declaró inconstitucional el artículo 239 de la Carta Magna.
La mandataria adhirió a una «amnistía a presos políticos que están en el exilio, para su retorno», y «restituir la nacionalidad al padre Andrés Tamayo», además de derogar en 60 días leyes «destinadas a saquear las arcas públicas».
Castro también afirmó que buscará leyes orientadas a terminar «con la criminalización de la protesta», mientras que «las leyes que promueven la corrupción y saqueo público no volverán, porque se democratizará el Congreso Nacional», y además garantizó para este año «la primera consulta popular sobre reformas constitucionales».
«Habrá una reforma al Presupuesto sobre el régimen económico y financiero, que instalará una comisión nacional e internacional de combate a la corrupción e impunidad. Además, un Estado abierto y una República digital. Y por último una política exterior ciudadana, centroamericana, latinoamericana, soberana y solidaria, y con multilateralismo», enumeró.
«Un mundo mejor es posible. Tenemos la mejor disposición y espíritu de diálogo. Ya no habrá más violencia contra las mujeres; voy con todas mis fuerzas para cerrar la brecha, para que nuestras niñas puedan vivir en un país libre de violencia», sentenció.
Reunión bilateral
Xiomara Castro mantuvo una reunión bilateral con la vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, quien asistió a la asunción, donde trataron temas vinculados a la migración, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico.
El encuentro, que se extendió por alrededor de 50 minutos, se desarrolló en la Casa Presidencial, informaron fuentes oficiales,
«Sostuve un encuentro con la @VP Kamala Harris. Abordamos temas de interés común, como la migración, la lucha contra la corrupción y el narcotráfico», escribió Castro en su cuenta de Twitter.
«Agradezco su visita al país y la disposición de los Estados Unidos de apoyar a nuestro gobierno en asuntos prioritarios para nuestro pueblo», completó la jefa del Estado.
Castro y Harris tuvieron entonces su primer encuentro presencial, luego de hablar telefónicamente el 10 de diciembre pasado.
La migración hondureña es un tema central, ante las numerosas caravanas que parten desde ese país hacia la frontera sur de Estados Unidos.
Harris había arribó a Honduras, a bordo de un avión militar, al aeropuerto internacional de Palmerola, en Comayagua, a 80 kilómetros de la capital, Tegucigalpa.
De allí la vicepresidente, junto a su comitiva, fue trasladada en un helicóptero a la base aérea Hernán Acosta, en Tegucigalpa, donde fue recibida por el jefe de protocolo de Cancillería, Mario Mejía, y por dos de los hijos de Castro y su esposo Manuel Zelaya -el expresidente depuesto en 2009-, Héctor y José Manuel Zelaya.
La comitiva estuvo compuesta también por la administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Samantha Power, el subsecretario de Estado para las Américas, Brian Nichols; el subsecretario para crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente del Departamento de Estado, José Fernández; y el legislador demócrata Raúl Ruiz.
Presidentes y representantes de 57 países asistieron a la asunción
«Presidentes, delegaciones internacionales, invitados especiales, su majestad Felipe VI, señora Kamala Harris, la Presidencia nunca ha sido asumida por una mujer en Honduras; han tenido que pasar 200 años desde que se proclamó la independencia, estamos rompiendo cadenas, estamos rompiendo tradiciones», aseguró Castro en un fragmento de su largo discurso.
Los distintos mandatarios y representantes de los 57 países que asistieron a la asunción presidencial de Castro fueron ingresando en forma individual al estadio Nacional de Tegucigalpa, y después bordearon el césped para ser saludados por los presentes.
Las comitivas extranjeras se ubicaron en los palcos del estadio, mientras que en el centro del campo de montó un amplio escenario, donde Castro emitió su discurso, con su familia y los miembros de su gabinete situados detrás.
La gran cantidad de gente que se acercó al estadio, toda acreditada, obligó a cierres parciales de los 11 portones de acceso, que se fueron reabriendo a medida que se iban ubicando.
Las banderas rojas del Partido Libertad y Refundación (Libre), fundado por el expresidente Manuel Zelaya, que llevó a su esposa al triunfo, dieron color al escenario en todo su perímetro.
Una vez finalizada la denominada Ceremonia Especial, cerca de las 13.30 (las 14.30 de Miami), se reabrieron todas las calles aledañas al estadio. De todos modos, al decretarse asueto, no hubo demasiado inconveniente vehicular.
Se permitió la venta ambulante en cercanías de estadio, pero se decretó «Ley Seca» hasta las 18 (las 19 de Miami).
