Los pequeños inversores que apostaron a las monedas digitales, conocidas por sus grandes oscilaciones de precios, perdieron sus ahorros, debido a que la mayoría de las criptomonedas, principalmente el bitcoin, se desplomaron la semana pasa cuando muchas personas retiraron su dinero de los activos más arriesgados ante la preocupación por el aumento de la inflación y de los tipos de interés.
El bitcoin, la principal criptomoneda del mundo, cayó hasta los US$ 25.401 el jueves de la semana pasada, su mínimo desde diciembre de 2020. Muy lejos quedó de su máximo histórico de US$ 69.000 en noviembre de 2021.
Los criptoactivos pequeños también se vieron afectados, con el éter, la segunda criptodivisa más grande, cayendo más del 15% a su nivel más bajo desde junio.
Luna, una moneda digital muy promocionada en redes sociales y respaldada por inversores institucionales, perdió casi todo su valor.
Justamente Nofe Isah, una joven de 25 años afincada en Nigeria y quien estuvo invirtiendo en criptomonedas desde enero, la semana pasada perdió sus US$ 5.000 en ahorros cuando la criptodivisa Luna entró en caída libre.
Isah, una funcionaria administrativa recientemente desempleada, juró que no volverá a invertir en criptoactivos. «No puedo creer que haya caído víctima de los criptoactivos. Estoy tratando de no deprimirme. Los criptoactivos se ha llevado mi dinero. No debería llevarse mi cabeza», sostuvo en diálogo con la agencia de noticias Reuters.
Cuando la ganancia es alta, el riesgo también lo es
Pequeños operadores como Isah acudieron en masa a las criptodivisas con la esperanza de obtener una rápida rentabilidad, a pesar de las advertencias de los reguladores de que los activos emergentes pueden ser de alto riesgo.
Plataformas como Robinhood, que cuenta con 23 millones de clientes en una variada gama de activos, contribuyó a estimular la actividad de los pequeños inversores, incluido en las criptodivisas.
Alrededor de una cuarta parte de los ingresos basados en transacciones de Robinhood procedieron de las criptodivisas en el primer trimestre de este año, reveló la empresa en su última declaración de resultados.
El número total de usuarios de las plataformas de criptomonedas se dispararon en todo el mundo.
Binance, la mayor plataforma de criptomonedas, tenía unos 118 millones de clientes el mes pasado, frente a los 43,4 millones del primer trimestre de 2021.
Sin embargo, tras las turbulencias de la semana pasada los foros en línea se llenaron de historias de desventura, con numerosos pequeños inversores expresando su angustia por las pérdidas sufridas.
«Tengo 49 años, una gran hipoteca, tres hijos. Mi fiesta de jubilación está congelada en el futuro inmediato», admitió un usuario con el nombre de Boring-Fun-3646 en el agregador de noticias Reddit.
Otro usuario con el nombre de AdventurousAdagio830 publicó en Reddit: «No parece real que haya perdido US$ 180.000».
El espiral de muerte
Ilustrativo de los riesgos de las criptomonedas fue el colapso la semana pasada de terraUSD, una de las llamadas «stablecoin» diseñada para mantener un valor constante a través de un complejo algoritmo que involucraba a Luna.
Cuando las criptomonedas fueron objeto de una fuerte presión de ventas, el sistema falló. TerraUSD -diseñada para mantener un valor de US$ 1 cotizaba ayer en torno a los 9 céntimos, mientras que Luna se desplomó hasta casi cero, según los datos de CoinGecko.
Tejan Shrivastava, un diseñador gráfico de 31 años de Mumbái que estuvo invirtiendo en criptodivisas durante el último año, vio cómo su inversión de US$ 250 se esfumó con el hundimiento de Luna.
«Estaba atrapado en una espiral de muerte. Todo el dinero desapareció en 15 minutos», le confesó a Reuters.
«Ni siquiera sé si invertiré en criptoactivos en el futuro. Tengo una cartera de criptoactivos, pero estoy planeando liquidarla una vez que alcance el punto de equilibrio», agregó.
La caída de Luna borró la mayor parte de su valor de mercado, que había estado por encima de los US$ 40.000 millones hasta principios de abril, de acuerdo a la información de CoinGecko.
La frustración de los pequeños inversores en línea se extendió incluso al mundo real, ya que la semana pasada, la policía de Seúl, Corea del Sur, indicó que buscaba a un sospechoso después de que un individuo no identificado llamara al timbre del apartamento de Do Kwon, fundador de terraUSD, y huyera.
La policía iba a investigar si el sospechoso había invertido en criptodivisas, según declaró un agente de Seúl.
Una regulación desigual
A lo largo de sus 13 años de vida, el sector de las criptomonedas se vio salpicado por vertiginosas subidas y repentinas caídas libres.
En noviembre, por ejemplo, el bitcoin se desplomó una quinta parte en poco menos de dos semanas, después de haber tocado un récord de US$ 69.000. Seis meses antes, había perdido cerca de un 40% de su valor en apenas nueve días.
Sin embargo, el último desplome de las criptomonedas -que llevó el valor combinado del sector a US$ 1,2 billones, menos de la mitad de lo que valía en noviembre de 2021- provocó el hundimiento de Luna, que el 1 de mayo era la octava criptomoneda del mundo por capitalización de mercado.
Las criptomonedas están sujetas a una regulación desigual en todo el mundo, y los operadores de bitcoin y la panoplia de criptoactivos más pequeños suelen estar desprotegidos frente a las caídas de precios.
Pero es difícil calibrar la magnitud del daño de los pequeños inversores por el desplome de las criptomonedas y las repercusiones en el apetito futuro, dada la naturaleza opaca del mercado.
En Reino Unido, más del 4% de los adultos -unos 2,3 millones de personas- poseen criptomonedas, según datos publicados el año pasado por el organismo de control financiero británico.
El organismo de control británico afirmó que «la comprensión de las criptomonedas está disminuyendo en comparación con el año anterior, lo que sugiere que algunos usuarios de criptomonedas pueden no entender completamente lo que están comprando».
La fe es lo último que se pierde
Eloísa Marchesoni, con sede cerca de la ciudad mexicana de Tulum y que invierte a través de un grupo de inversión en criptomonedas, aseguró que no se rendirá.
«Estoy planeando aprovechar las caídas: todos estamos esperando que el bitcóin baje a US$ 22.000, que no es algo demasiado probable pero tampoco algo que sea nada probable», explicó.
Marchesoni también está cubriendo sus apuestas en criptoactivos con activos físicos comno «coches, porque puedes alquilarlos, relojes, e inmuebles».
El bitcoin, en la actualidad, ronda los US$ 30.000, habiendo perdido más de un 20% en lo que va de mayo.
Los reguladores siguen en alerta. El Gobierno británico manifestó el mes pasado que regulará las «stablecoins», mientras que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) trabaja en un endurecimiento de su postura, ya que considera que los inversores merecen «una mayor protección».