Duro revés para Biden: López Obrador no asistió a la Cumbre de las Américas

El presidente de México, Andrés López Obrador, finalmente no asistió a la Cumbre de las Américas de Los Ángeles por la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en un severo traspié diplomático para Estados Unidos, el país organizador, justo en la jornada de inicio formal del encuentro.

El Gobierno del mandatario estadounidense, Joe Biden, intentó convencer a López Obrador de asistir a la máxima cita política regional desde el mes pasado, cuando se puso al frente de un reclamo de varios países, como Bolivia, Honduras, Guatemala y naciones de la Comunidad del Caribe (Caricom) que tampoco asistieron, y otros como Argentina y Chile, que cuestionaron la decisión pero que concurrieron.

«No voy a la cumbre porque no se invita a todos los países de América, y yo creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo hace siglos, la exclusión, dominar sin razón alguna, no respetar la soberanía», sostuvo López Obrador, quien había condicionado su presencia a que todos fueran invitados.

Funcionarios, exfuncionarios y analistas de América habían expresado su esperanza de que la cumbre sirviera de relanzamiento de las relaciones entre Estados Unidos y la región y permitiera avances en temas acuciantes como la ola de migraciones forzosas que recorre el continente, con epicentro en la frontera mexicano-estadounidense.

Pero la ausencia de López Obrador a la primera Cumbre de las Américas que se celebra en Estados Unidos desde 1994 parece echar un primer balde de agua fría a esas ilusiones y reflejar, en cambio, una creciente desconexión entre Washington y América Latina.

El canciller, Marcelo Ebrard, fue en reemplazo de AMLO; y Estados Unidos señaló que entendía la decisión.

«Esperamos intercambios» con Ebrard en la cumbre, apuntó el vocero del Departamento de Estado, Ned Price.

De todas formas, López Obrador reunirá con Biden en la Casa Blanca en julio próximo, según confirmó un alto funcionario estadounidense.

Comenzaron los debates

En Los Ángeles, en tanto, en el recinto de la cumbre, un gran centro de convenciones, representantes de la sociedad civil de toda América comenzaron a debatir propuestas de soluciones a diversas problemáticas que presentarán el miércoles a los líderes para que las asuman como compromisos.

Las reuniones plenarias de los gobernantes serán el jueves y viernes; mientras que en los días previos habrá encuentros académicos y de CEOs de las empresas más importantes del continente.

Estados Unidos no invitó a Cuba, Nicaragua y Venezuela (aunque -según Price- participará un representante del líder opositor Juan Guaidó, a quien Washington reconoce como presidente del país) por considerar que no tienen apego a los valores democráticos.

Para esta decisión se remitió a una declaración de la cumbre de Quebec, de 2001, en la que los Gobiernos de la región se comprometían a excluir a futuras reuniones a quienes rompieran el orden institucional.

Pero Cuba sí estuvo en las dos últimas cumbres, por lo que la decisión del demócrata Biden tuvo sabor a paso atrás entre varios líderes de una región que, además, está inmersa en una nueva dinámica desde hace dos años, con nuevos Gobiernos ya no tan alineados y sin tanta afinidad ideológica con Estados Unidos.

«El evento ya es un fracaso neoliberal que aísla y desconecta a Estados Unidos de Nuestra América», aseguró en Twitter el canciller cubano, Bruno Rodríguez, luego del anuncio de López Obrador.

Tampoco fue Lacalle Pou

En otro golpe para la Casa Blanca, el presidente de Uruguay, el conservador Luis Lacalle Pou, tampoco asistió a la reunión porque dio positivo en coronavirus en el test obligatorio para ingresar a Estados Unidos, lo que priva a Biden de uno de los mandatarios del grupo con mayor sintonía política con Washington.

Asimismo, los presidentes de Bolivia y Honduras, Luis Arce y Xiomara Castro, respectivamente, tampoco fueron por las exclusiones, y también se ausentó el mandatario de Guatamela, Alejandro Giammattei, molesto con recientes críticas de Estados Unidos.

La realidad es que Washington no reconoce como tales a los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Nicolás Maduro.

Ni Cuba, Nicaragua o Venezuela forman parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), el organismo con sede en Washington que organiza la cumbre junto al país anfitrión.

Pero las ausencias complican la posibilidad de Estados Unidos de aprovechar el encuentro para mostrar respaldo entre sus pares americanos en momentos en que está cada vez más enfrentado con Rusia por la guerra en Ucrania y que busca contener los avances estratégicos y económicos de China, su máximo rival mundial, en América Latina.

China está haciendo enormes inversiones en proyectos de infraestructura en Latino América y el Caribe, por lo que la región ya no necesita tanto a Estados Unidos.

Además, la creación de una zona de libre comercio americana, la meta del ex presidente Bill Clinton cuando concibió la idea de la Cumbre de las Américas en 1994, ya se abandonó hace más de 15 años, sepultada en la reunión en Mar del Plata, en 2005.

La asunción del presidente Biden había generado expectativas en América Latina. Pero las decisiones que tomó las desvanecieron.

El nuevo presidente mantuvo prácticamente el mismo enfoque hacia Venezuela y Nicaragua que su predecesor republicano Donald Trump, aunque sí alivió algunas de sus medidas contra Cuba.

Un gran plan de inversiones millonarias de Biden en América Latina para hacer de contrapeso a China se estancó en el Congreso por su alto costo.

El estallido de la guerra en Ucrania también desvió la atención de Washington, y complicó una reconexión con la región.

Pese a todo, se esperan acuerdos en algunos de los temas centrales de la cumbre, como crecimiento económico y recuperación pospandemia, el calentamiento global y medio ambiente, y el proceso migratorio de dimensiones históricas que recorre América.