Croacia contaba con 4,3 millones de habitantes en el 2011, hoy tiene cerca de 3,8 millones, y la cifra va en caída libre, ya que son más las personas que mueren que las que nacen y además por su tradición migratoria, según advirtió la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Se estima para el año 2050 la población de este pequeño país europeo será de 3,4 millones y para 2100 podría caer un millón más.
Croacia se enfrenta a uno de los descensos demográficos más rápidos del mundo desde que su población alcanzara su punto máximo, llegando a 4,78 millones, en 1991, año en el que se independizó tras el desmoronamiento de la antigua Yugoslavia.
«En los últimos 20 años la población ha disminuido en más de medio millón de personas. Se estima que hoy hay más croatas que viven en la diáspora que en su tierra natal», sostuvo Monika Komušanac, profesora del Departamento de Demografía y Diáspora Croata de la Universidad de Zagreb, en diálogo con BBC Mundo.
«Estamos muy preocupados por el futuro demográfico de Croacia, la tendencia actual podría afectar el funcionamiento futuro de los sistemas públicos nacionales, la salud, las pensiones, etc.», agregó.
Las causas de la «catástrofe demográfica» que se avecina en este país de la península balcánica son variadas.
El número de nacimientos está en picada desde la década de 1980. Esto, combinado con una alta tasa de mortalidad, hizo que desde 1991 el saldo demográfico natural sea negativo: son más los croatas que mueren que los que nacen.
En el año 2020, Croacia registró la peor tasa de crecimiento natural de su historia, con alrededor de 20.000 muertes más que nacimientos.
Olas migratorias
La tasa de emigración tuvo varios picos a finales del siglo XIX y principios del XX, y luego tras la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Tras la independencia de Croacia, las agresiones de grupos nacionalistas que apoyaban la Gran Serbia a principios de la década de 1990 provocaron un gran número de personas desplazadas y refugiadas dentro y fuera de Croacia.
Y, más recientemente, la emigración tomó un renovado impulso con la incorporación de Croacia a la Unión Europea (UE) en 2013. Desde entonces, más de 263.000 croatas abandonaron el país, cerca de 33.000 al año.
Sin embargo, la demógrafa Monika Komušanac destacó que el número real de croatas que emigraron desde la ascensión a la UE podría ser «al menos el doble, porque no todos los que salen de Croacia son registrados en las estadísticas nacionales».
Debido a la complicada historia de la península balcánica, millones de sus ciudadanos pueden obtener pasaportes de otros países vecinos, que son especialmente atractivos si estos países son parte de la UE, como Croacia o Rumania, pues esto les da derecho a trabajar en cualquier país de la Unión.
Expertos estimaron que muchos de los titulares de pasaportes croatas trabajando en otras naciones de la UE son probablemente de Bosnia.
Pero para Komušanac es aun más preocupante que casi el 60% de los emigrantes «sean jóvenes de entre 20 y 44 años».
«Tenemos escasez de mano de obra, nuestros trabajadores de la salud están trabajando en otros países europeos, hay menos niños en las escuelas y más personas mayores que añaden presión al sistema social y de pensiones», explicó.
US$28.000 para los que regresen
A nivel nacional, a finales del año pasado el primer ministro del país, Andrej Plenković, anunció un nuevo programa bautizado como «Yo elijo Croacia», que ofrece subvenciones de hasta 200.000 kunas (US$28.000) a aquellos croatas que regresen de otros países de la UE con planes de comenzar su propio negocio.
Pero el esquema no tuvo el éxito esperado, según reportó a finales de abril la cadena de televisión RTL, una de las principales del país.
Monika Komušanac afirmó que en la actualidad «es un gran problema para muchos encontrar un trabajo permanente».
Pero para ella hay otros detonantes que hacen que los locales emigren, como el «desorden de la sociedad croata, que -según opinó- está llena de escándalos, corrupción y nepotismo».
«Los jóvenes han perdido su idealismo, la confianza en las instituciones y en la sociedad, y no ven signos de cambio», añadió.
Komušanac, además, cree que la política nacional de población del Gobierno, definida en 2006, debe cambiar: «Propone ayudas muy modestas para los bebés recién nacidos y no incluye apoyo a las familias con más de un hijo», remarcó.
«Los croatas seguirán yéndose a otros países como Alemania o Austria porque los salarios son más altos allá. Si esto no cambia, nos convertiremos en un país sin juventud», concluyó.