guerra en Ucrania

A un mes de la guerra en Ucrania: ¿Qué ha cambiado?

La guerra en Ucrania cumplirá mañana su primer mes convertida no solo en la invasión terrestre más grande y la peor crisis humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, sino además en la mayor amenaza en décadas a la paz y la economía del planeta.

El 24 de febrero, por orden del presidente Vladimir Putin, fuerzas de Rusia acumuladas en la frontera con Ucrania asaltaron el país desde tres frentes, bombardeando blancos militares en las ciudades más grandes del país, incluyendo Kiev, la capital.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, impuso la ley marcial y decretó la movilización general de las fuerzas armadas.

Desde entonces, el conflicto se volvió familiar para todo el mundo gracias a su omnipresencia en los medios y a efectos económicos que trascienden a Ucrania y a Rusia, ejemplificados por un aumento exponencial en los precios del petróleo, la energía y los alimentos.

La guerra

Tras cuatro semanas, Rusia controla la periferia noreste, este y casi toda la sur de Ucrania, y rodea Kiev, la oriental Jarkov y sobre todo, la sureña y portuaria Mariúpol, convertida en símbolo de la destrucción y el padecimiento causados por la invasión rusa.

Las fuerzas ucranianas mostraron una mayor capacidad de resistencia a la esperada, al menos por Occidente, y todavía mantiene en pie gran parte de sus defensas antiaéreas y no perdió el control de su espacio aéreo frente a la más poderosa aviación militar rusa.

En tierra, ante un Ejército mucho mayor y mejor equipado, su estrategia se basa en ataques relámpago estilo «guerrilla», o de «guerra asimétrica», a las columnas acorazadas rusas, con misiles antitanques, artefactos explosivos improvisados y armas ligeras.

La táctica de Rusia replica la que usó recientemente en Siria: una guerra de desgaste con asedios y ataques de artillería y aéreos a los que sumó el disparo de misiles de largo alcance desde barcos en el mar o desde el espacio aéreo ruso.

A falta de información oficial, las bajas militares son un misterio, aunque se calculan en por lo menos varios cientos por bando, e incluso algunos miles para el caso de las fuerzas rusas, sobre todo las terrestres, más expuestas a los ataques.

Reacciones internacionales

Estados Unidos y otros países que apoyan a Ucrania se abstuvieron de intervenir militarmente y optaron por aplicar sanciones económicas a Rusia, pero el riesgo de una conflagración paneuropea, o mundial, crece cada día de guerra, y ya van 29 días.

Las sanciones pusieron de rodillas una economía rusa -ya de por sí vapuleada- por otras previas, por su anexión de la península ucraniana de Crimea, por la represión de la disidencia interna, la guerra en Siria o sus vínculos con Venezuela o Corea del Norte.

El sistema bancario-financiero de Rusia y su vital sector energético están entre los más golpeados, y también se congelaron sus bienes y prohibido viajes a funcionarios y empresarios cercanos a Putin y su Gobierno.

Algunas de las mayores compañías del mundo se fueron de Rusia o limitaron sus actividades en el país.

Pese a no mandar soldados a pelear, Estados Unidos, la Unión Europea (UE), el Reino Unido y otras naciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) si enviaron toneladas de armas ligeras a Ucrania para que se defienda de la invasión rusa.

Las sanciones y los envíos de armas indignaron a Rusia, que respondió con sus propias penalidades y amenazó con bombardear cualquier cargamento extranjero de material bélico dirigido a Ucrania, realzando el peligro de una conflagración más amplia.

Esta semana, Moscú advirtió que sus relaciones con Estados Unidos estaban «al borde de la ruptura», luego de que el presidente estadounidense, Joe Biden, calificara a su par ruso, Putin, de «criminal de guerra», después de numerosos ataques contra objetivos civiles en Ucrania.

El impacto humano

Aunque imposible de cuantificar, el sufrimiento humano resultado de la guerra encuentra cierto pálido reflejo en las estadísticas: más de 10 millones de personas abandonaron sus hogares en Ucrania en un desesperado intento de preservar la vida.

Más de 3,5 millones se fueron de Ucrania, y 6,5 millones tuvieron que asentarse en otras partes del país de 44 millones de habitantes, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La mayoría de los refugiados fueron a la vecina Polonia, y en menor medida a otros países europeos cercanos.

Los muertos por el conflicto bélico se estiman en varios miles, combatientes y no combatientes.

La ONU pudo confirmar 953 civiles fallecidos y 1.557 heridos, aunque las cifras reales son mayores.

Mariúpol fue una de las ciudades más afectadas, tras más de tres semanas de un sitio y bombardeos rusos que la dejaron sin servicios básicos y casi sin comida y medicinas. Sus autoridades dicen que más de 2.300 residentes murieron en ataques rusos.

Antes de la guerra, la ciudad tenía 430.000 habitantes, pero se estima que ahora solo quedan unos 100.000, tras varias evacuaciones, según Zelenski.

Impacto económico

La guerra provocó un colapso económico general de Rusia y Ucrania y puso en jaque la recuperación de la economía mundial justo cuando empezaba a salir de su estado de coma pandémico por el coronavirus.

La virtual detención de la actividad agrícola rusa y ucraniana puso bajo amenaza el suministro de alimentos de decenas de países que dependen de las importaciones de dos de los mayores productores de granos del mundo.

«Debemos hacer todo lo posible para evitar un huracán de hambre y el colapso del sistema alimentario mundial», advirtió el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres.

Los precios internacionales del petróleo y el gas, que Rusia produce en cantidades y pasan hacia Europa a través de Ucrania, se dispararon aún más en todo el mundo con la guerra, así como los precios de muchos metales.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el conflicto bélica causará -sin dudas- serias interferencias en el comercio y las cadenas de suministro.

«El PBI mundial caerá un 1,08% el año próximo, y la inflación global en 2023 sumará un 2,47% al 4,3% previsto para este año», precisó la OCDE.

Negociaciones

Con posiciones muy contrapuestas, Ucrania y Rusia llevaron a cabo varias rondas de conversaciones para tratar de detener la guerra, todavía sin resultados.

Ucrania insiste en la «necesidad» de una reunión entre Zelenski y Putin, pero el Kremlin sostiene que todavía es «prematuro».

Turquía e Israel, que tienen estrechas relaciones con ambos países, se propusieron como mediadores.

Rusia exige que Ucrania se desmilitarice y se declare neutral, renunciando a su intención de ingresar a la OTAN; en tanto Ucrania pide la retirada de las tropas rusas de todo su territorio y ciertas garantías de seguridad. «Cualquier acuerdo con Rusia será sometido a referendo en Ucrania», aseveró Zelenski.