El café Crypstation, ubicado en el barrio porteño de Puerto Madero, abrió hace poco más de un mes, y desde ese momento se convirtió en el lugar de encuentro, donde los jóvenes argentinos toman café con medialunas, algo que pagan con activos digitales, mientras observe en las pantallas gigantes del lugar los precios de las diferentes criptomonedas a tiempo real.
Los activos digitales reflejan una tendencia creciente entre los argentinos, pese a los riesgos observados con la reciente del mercado y la suspensión del bono caída bitcoin de El Salvador.
Es que ven a las criptomonedas como un refugio económico frente a una inflación que podría tener un piso del 60% en 2022.
«El ámbito local empuja a que la gente resguarde su capital en criptomonedas y en este contexto, entendemos que va a haber crecido acelerado», expresó Mauro Liberman, de 39 años, uno de los fundadores del café dirigido a la promoción y uso de las monedas digitales.
«Es algo natural que se está dando no solamente en Argentina sino en toda Latinoamérica, el potencial de crecimiento es enorme», agregó.
Y siguió: «La mayoría de los que compran criptomonedas en el país lo hacen para resguardar sus ahorros. Es una avalancha que no tiene freno», enfatizó Liberman en relación con la expansión de las criptomonedas.
Cryptstation, un lugar avanzado
El café tiene como objetivo generar un espacio de encuentro para los entusiastas del mundo crypto, combinar eventos físicos y metaverso.
La idea surgió de cuatro emprendedores argentinos que fundaron CrypGroup: Jorge Molina, especialista en finanzas, Mauro Liberman, master en blockchain y metaverso, Ezequiel Fernández, especialista en desarrollo y Pablo D’Alessandro, con una importante trayectoria en el mundo gastronómico y de franquicias .
Y tiene el éxito garantizado, ya que Argentina es uno de los países con mayor aceptación de activos digitales en Latinoamérica.
De hecho, -según un informe de abril de la consultora Americas Market Intelligence- (AMI), la penetración de criptomonedas en Argentina fue del 12%, cifra que casi duplicó el nivel de México o Brasil.
Es más, otro estudio -de Chainalysis- posicionó a Argentina en la décima posición en términos de adopción de criptomonedas, solo por debajo de Venezuela dentro de la región.
«Argentina es pionera en términos de adopción de criptomonedas. Uno de los factores de la expansión de las monedas digitales en el país es la falta de confianza en la moneda local, el peso, que se depreció casi un 14% frente al dólar en lo que va del año», explicó Liberman.
Y añadió: «Los estrictos controles para acceder a la divisa estadounidense en el mercado oficial y los elevados valores para hacerse de la moneda extranjera en las plazas informales son otros puntos claves», precisó.
La inflación interanual en Argentina llegó al 58% en abril y, según analistas, podría alcanzar un 70% este año, dato que incrementa el interés de los inversores por criptomonedas, pese al reciente derrumbe de TerraUSD y Tether, como así también de Bitcoin, que alcanzó su nivel más bajo en 16 meses al caer por debajo de los US$ 30.000.
Ahorristas, relatos en primera persona
Víctor Levrero, especialista informático de 44 años que vive en la provincia de Buenos Aires, ahorra en ‘stablecoins’ y ‘bitcoin’, luego de adquirir el tope de US$ 200 mensuales en el mercado oficial. Ni siquiera se molesta en invertir sus ahorros en moneda local en los tradicionales «plazos fijos».
«Básicamente, porque pierdo menos. Con la inflación argentina de entre 60-70%, y plazos fijos pagando entre un 48%y 50%», afirmó.
Plataformas locales de criptomonedas como LemonCash y Buenbit comentaron a la agencia de noticias Reuters que su cantidad de usuarios se incrementó «exponencialmente».
Pero no todo es positivo para el segmento de las criptomonedas: el banco central argentino alerto´en repetidas oportunidades sobre el riesgo de estos activos digitales.
Un claro ejemplo es lo que ocurrió con el Banco Galicia, que a inicios de mayo habilitó la compra de criptomonedas desde su plataforma pero que -tras un comunicado del BCRA- tuvo que echarse atrás.
Por último, Sebastián Carsorio, un joven de 23 años de un barrio precario de Escobar, en las afueras de Buenos Aires, busca superar su situación con criptomonedas: se armó una computadora para minar monedas digitales con piezas de otros equipos reciclados de su trabajo.
«La reparo (a la tarjeta gráfica) y la vuelta a poner en la computadora y la empiezo a configurar para minar», contó desde su casa, donde una pantalla mostraba lo que minaba.
Carsorio comenzó con Ethereum y luego siguió con Bitcoin, lo que lo ayudó a ahorrar, comprar un terreno y hasta volver a la escuela.
«La minería de criptomonedas siempre la voy a seguir haciendo porque todavía sirve como un método de ahorro», concluyó.