El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó hoy de «terrorismo interno» la masacre que llevó a cabo Payton Gendron, un adolescente de 18 años, en el supermercado Tops Friendly Market en la ciudad de Buffalo, en el estado de Nueva York.
Al menos diez personas murieron y tres resultados heridas, dos de ellas de gravedad, en un tiroteo perpetrado y transmitido en vivo por redes sociales por Gendron, quien se declaró como «un supremacista blanco y antisemita».
«Lo que sucedió aquí es terrorismo liso y llano. Terrorismo interno», aseveró Biden, quien se trasladó a la ciudad donde el joven de 18 años mató a 10 afroamericanos, en una de las peores matanzas racistas de los últimos años..
También calificó de «veneno» a la ideología del supremacismo blanco que propició el ataque en la segunda localidad más poblada del estado de Nueva York, en la frontera con Canadá.
«La supremacía blanca es un veneno que atraviesa nuestro cuerpo político, al que infecta ante a nuestros ojos», afirmó Biden citado por la agencia de noticias AFP.
Asimismo, el mandatario estadounidense condenó «a aquellos que difunden sus mentiras en busca de poder, lucro y ganancia política».
Gendron, acusado por la Fiscalía de «muerte con premeditación», se declaró «inocente» en una comparecencia ante la justicia este fin de semana.
La adhesión a las teorías supremacistas blancas, conocida como Gran Remplazo, que denuncian una conspiración para sustituir a los estadounidenses blancos por inmigrantes y negros, estaría detrás de este acto que nadie vio venir, pese a que el joven le contó a un profesor hace menos de un año que sus planes para el futuro eran matar y suicidarse.
Tras ser sometido a un examen psiquiátrico, las autoridades consideraron que Gendron «no representaba una amenaza».
Números alarmantes
En 2020 murieron 45.222 personas por armas de fuego en Estados Unidos, según datos de la red estatal de Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), citados por el instituto de investigación Pew, un máximo histórico.
De ellos, 24.292 fueron suicidios y 19.384 homicidios, el mayor número desde 1968, según los CDC.
No obstante, pese al aumento de este tipo de muertes violentas, el índice de defunciones por armas en comparación con la población es inferior al de años anteriores.
Biden, acusado de pasividad por la oposición republicana, el pasado 11 de abril endureció la regulación de las llamadas armas «fantasma», difíciles de detectar porque «carecen de número de serie y que pueden ensamblarse como un kit en casa en apenas unos minutos».
Limitar la compra de rifles de asalto o imponer un sistema universal de verificación de antecedentes penales y psiquiátricos para los compradores es una ambición de su Gobierno que se topa con la negativa republicana, defensora de la Constitución que protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas.
Una eventual derrota de los demócratas en las elecciones de medio término de noviembre alejaría aún más cualquier ambición de Biden en este sentido.