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Empresas en el mundo reducen el peso de productos para no subir precios

Se trata de una práctica que permite mantener los precios en un entorno global de inflación y crisis, con el fin de garantizar el acceso de los alimentos a los segmentos más vulnerables.

Ante la elevación que hay en diversos países del mundo y como consecuencia de las alzas de precios en materias primas a nivel internacional, muchas empresas del sector alimentario se han visto obligadas a tomar algunas decisiones para no afectar a los consumidores y al mismo tiempo evitar pérdidas .

Mientras la población de países de la región se ve impactada por la crisis mundial donde los ingresos no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, las empresas también se han visto golpeadas por factores internacionales que les obligarían a hacer modificaciones en sus productos.

Las fallas en las cadenas de suministros, el aumento de los fletes marítimos, el alza en los precios del gas, la escasez de fertilizantes, las interrupciones en el comercio internacional, la elevada inflación y los aumentos de impuestos, hoy ponen en jaque a los pequeños, medianos y grandes empresarios que buscan sobrevivir a la crisis sin afectar a los consumidores.

Algunas empresas o comerciantes han optado por reducir las presentaciones o formatos de sus productos a fin de no subir el precio (o no incrementarlo mucho), otros decidir producir unidades con mayor volumen o con paquetes varias unidades, ya que los compradores buscan ahorros en ambas opciones.

Por ejemplo, en Estados Unidos, una pequeña caja de pañuelos ‘Kleenex’ ahora tiene 60 pañuelos pero hace unos meses, tenía 65. Y en Reino Unido, Nestlé redujo sus frascos de café ‘Nescafé Americano’ de 100 gramos a 90 gramos.

Este fenómeno también se está viendo en otros países como Japón, España, México, Colombia, Uruguay, Guatemala, Perú, Chile, etc.

Analistas explican que se trata de una práctica transparente que permite a los consumidores seguir accediendo a los productos, que por la crisis mundial, ahora cuesta más producir. Aseguran que en munchos casos se considera mejor reducir el gramaje (peso) de un producto, a subir los precios advertido el bolsillo de los consumidores, o en peores casos dejarlos de producir porque ya no genera rentabilidad.

«Esta estrategia se usa durante condiciones complicadas o de crisis, principalmente en productos de consumo masivo como los cereales y granos básicos, el pan, artículos de cuidado personal, carnes, chocolates, dulces y alimentos procesados ​​como enlatados o conservados, e incluso algunos alimentos instantáneos», explica Jacobo Pieters, jefe de la unidad de inteligencia de mercados de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport).

La Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco) de Guatemala explicó que esta decisión que toman las empresas no es ilegal y aclaró que por el contrario se trata de una acción transparente, porque el empaque dice exactamente cual es la calidad ya qué precio se está ofreciendo.

No es una practica nueva y sucede en gran parte del mundo

La agencia de noticias France24 explica que reducir el peso de los productos «no es una práctica nueva» y que prolifera más en tiempos de alta inflación a medida que las empresas lidian con el aumento de los costos de los insumos, la mano de obra y el transporte.

Los economistas lo conocen como “reduflación” (shrinkflation en inglés) y lo que busca es permitir que los clientes sigan teniendo acceso al mismo producto ya su calidad sin que la inflación en el país obligue a subir los precios.

Analistas considerando que la población debería tomar con normalidad este tipo de cambios debido a que no se trata de una práctica que atente contra la legalidad; de hecho resaltaran que en países desarrollados, modificar el gramaje de los productos y lo anuncian sin que exista ningun tipo de tabú.

En Japón, el fabricante de refrigerios ‘Calbee Inc.’ anunció una reducción del 10% en sus porciones y aumento de precios del 10% para muchos de sus productos que incluyen chips vegetarianos. La compañía en esa oportunidad culpó de su decisión a un fuerte aumento en el costo de las materias primas.

El gigante de alimentos ‘PepsiCo’ reconoció el encogimiento de las botellas de ‘Gatorade’. Recientemente, la compañía comenzó a reemplazar recientemente las de 32 onzas por otras de 28 onzas.

‘Domino’s Pizza’ también anunció en enero que reduciría el tamaño de su combo de alitas de pollo de diez piezas a ocho piezas por el mismo precio de 7,99 dólares para llevar. Domino’s citó el aumento del costo del pollo.

En España, un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) detectó que el 7% de los 238 productos analizados en octubre de 2021 redujeron su tamaño como una medida para controlar los precios.

La Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido revela que, en los últimos cinco años, más de 2.529 productos han reducido su tamaño sin variar los precios.

¿Un mal necesario?

Según un estudio del centro de estudio económico Oxera, aunque los consumidores señalan en las encuestas que les molesta la reducción de tamaño, en sus decisiones de compra no la valoran tanto como una subida de precios.

Si bien, algunos han manifestado incomodidad tras notar la reducción en el gramaje de algunos alimentos, también han empezado a manifestar entendimiento ante una crisis global que ha impactado en el aumento de los precios de todo.

«Al principio me molestó mucho ver que algunos productos reducían su tamaño, pero después entendí que prefiero poder comprarlo en esa nueva cantidad a no poder hacerlo porque el dinero no me alcanza», dijo el chileno Andrés González para este reporte de BlogIt.

Analistas recuerdan que hay países donde gobiernos han decidido castigar esta práctica y lo único que han conseguido, es que exista escasez del producto.

«Si obligas a una empresa a producir a pérdida con precios que se alejen de la realidad, lo que estás ocasionando es que la empresa decida no producir para no perder. Hay que recordar que son generadores de empleo y si una empresa deja de producir, también hay grandes riesgos de que cierren sus puertas», explicó a BlogIt el economista Amílcar Jordán.

Jordán hizo referencia a la crisis en Venezuela donde las empresas se vieron de manos atadas ante una inflación sin precedentes, donde el control de precios empezó a ahogar a pequeños y medianos empresarios causando un cierre masivo y una escasez de productos básicos.

Pasa en restaurantes y en pequeños comercios

No solo las empresas productoras se han visto obligadas a reducir la presentación de sus productos, los pequeños negocios como restaurantes ahora deben reducir sus porciones para poder seguir operando.

«Ante los costos altos», las opciones suelen ser tres: subir los precios, hacer los productos más baratos, reducir la calidad o elaborar productos con menor tamaño, manteniendo el precio. Muchos restaurantes en el mundo entonces, prefieren reducir las porciones a tener que aumentar sus precios y afectar a sus consumidores.