Reino Unido avanza contra los «oligarcas» rusos

El Gobierno británico avanzó hoy con una ley para hacer frente al flujo de «dinero sucio» ruso en el mercado inmobiliario, una iniciativa que apunta contra los «oligarcas» que poseen bienes de lujo en Londres, ciudad que desde hace décadas es el refugio de sus fortunas, y que nace en el marco de las sanciones a Rusia por la invasión militar a Ucrania.

Los magnates del círculo íntimo del presidente Vladimir Putin y los bancos que financiaron la ocupación rusa de la Península de Crimea, anexada en 2014, son el objetivo de esta ofensiva de sanciones del Reino Unido en respuesta a la guerra impulsada por el Kremlin.

En el marco de la iniciativa, el Gobierno creará un registro de entidades extranjeras que obligará a los propietarios de viviendas de otros países a que declaren quién es el verdadero dueño del inmueble.

De forma más clara, la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, adelantó: «Estamos elaborando una lista negra de oligarcas (hay más de cien multimillonarios) con vínculos con Putin que se agregarán a la lista de sanciones ya anunciadas».

Se estima que el número de propiedades británicas en manos de magnates rusos llegó a 1.127 en agosto de 2021, según los datos publicados por el Registro de la Propiedad, un aumento del 1200% desde 2010.

Los rusos poseen más del 25% las 430 casas de lujo del barrio St. George’s Hill, una zona de 390 hectáreas fuertemente vigilada en Surrey, sudeste de Inglaterra, donde el precio promedio de las mansiones ronda los 20 millones de libras (cerca de 27 millones de dólares).

 

La relación entre Reino Unido y Rusia

En tanto, Daniel Álvarez, analista de la City londinense de una de las principales agencias de datos financieros globales, recordó que desde la anexión de Crimea en 2014 hubo un claro deterioro en las relaciones entre el Reino Unido y Rusia.

«Londres, que antes era conocida como la Moscú del Támesis por la gran cantidad de miembros de las élites rusas viviendo en sus barrios más acomodados, ha visto desde ese momento una importante caída en las solicitudes aprobadas de visados, las plazas para colegios privados e incluso la financiación para entidades rusas», subrayó el licenciado de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres (LSE).

El analista si bien recordó que la Unión Europea (UE) ya había presionado al Reino Unido por su falta de regulación y voluntad política para monitorear el billonario flujo de dinero ruso que entró al país en los primeros años del siglo XXI, «fue a partir de 2015, pocos meses antes del Brexit, cuando los legisladores británicos comenzaron a mover las fichas».

«Las medidas actuales no hacen sino refrendar de manera contundente lo que ya se estaba haciendo», agregó.

Sin embargo, Álvarez manifestó que es «pronto para conocer el alcance de estas medidas y su repercusión y será clave conocer el desenlace de la guerra y si las medidas se mantienen después».

«De momento, los precios de los CDS -instrumento que mide el riesgo que los inversores perciben por prestar dinero a Rusia- están disparados. La exigencia de cláusulas específicas para limitar el comercio con entidades rusas serán una realidad», subrayó.

Los CDS son los «Credit Default Swaps», un instrumento derivado que funciona como un seguro para proteger a los inversores ante la posibilidad de que un país quiebre.

«Cuando suben sus precios, es porque los inversores compran para protegerse ante una potencial quiebra de un país, o bien ante la subida de los tipos de interés de los bonos de ese país», explicó.

Álvarez sostuvo que, debido a su alianza tradicional, Estados Unidos también tomará medidas como esta que impulsa Reino Unido, pero la existencia de un actor como China, al que definió como «una potencia emergente en los mercados globales», hace que el impacto en las cuentas rusas pueda ser menor que lo que Occidente espera.

 

Abramovich, en la mira

Esta primera ola de sanciones podría golpear a Roman Abramovich, uno de los multimillonarios rusos, vinculado a Putin y dueño del club de fútbol Chelsea, actual campeón de Champions League y del Mundial de Clubes.

El sábado pasado Abramovich, que históricamente apoyó al presidente ruso, confirmó que pondría al club inglés bajo la «administración y cuidado» de la fundación benéfica del equipo, una medida que, según los medios británicos, fue tomada en medio del malestar del Reino Unido por la invasión rusa en Ucrania.

Abramovich, dueño de una fortuna de 13.000 millones de dólares según la revista Forbes, posee en Londres una casa, de 200 millones de dólares, a pocos pasos del Palacio de Kensington.

Algunos políticos británicos también pidieron que el multimillonario ruso sea despojado de sus activos occidentales como una señal de ataque indirecta contra Rusia.

Chris Bryant, legislador de la oposición laborista, afirmó el jueves pasado que obtuvo un informe secreto del Gobierno del 2019 sobre finanzas ilícitas, en donde citaban al dueño del Chelsea por sus «vínculos con el Estado ruso y su asociación pública con actividades y prácticas corruptas».