Si la almohada tiene mucho tiempo, lo mejor es que la tires. Pero, si es relativamente nueva, puedes intentar «salvarla».
Si la almohada es lavable, prueba a hacer lo siguiente. Rocíala con un quitamanchas y deja que repose durante 15 minutos. Una vez transcurrido el tiempo, lávala a máxima temperatura añadiendo una taza de vinagre blanco. Luego, lávala de nuevo, esta vez con detergente para la ropa, también con agua lo más caliente posible. Y, por último, déjala secar al sol.
Si la almohada no es lavable, existe un truco casero tan sencillo como efectivo para decir adiós al moho de una vez por todas. Prepara una mezcla de zumo de limón y sal gruesa, y aplícala sobre la almohada frotando con una esponja. Luego, pon la almohada al sol y déjala reposar varias horas. En un balde con agua fría, sumerge una esponja limpia y enjuaga la mezcla de la almohada para eliminar el moho. Para finalizar, llévala a un lugar soleado para que se seque.
Los expertos recomiendan lavar la almohada entre dos y tres veces al año. Esto es muy importante porque en ella se acumulan no solo hongos y ácaros, sino también sudor, polvo y manchas. Para saber cuándo es el momento de tirarla, es tan sencillo como doblarla por la mitad. Si no recupera su forma original, hay que deshacerse de ella.
Fuente: OK Diario