El presidente de Haití fue asesinado por la mafia que opera en su país

Moïse iba a enviar a Estados Unidos una lista de personas vinculadas con el narcotráfico y la venta de armas.

El presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado el pasado 7 de julio cuando iba a enviar a Estados Unidos una lista con los nombres de políticos y empresarios implicados en el narcotráfico y en la venta de armas en su país.

Moïse, de 53 años, tenía el propósito de entregar esa nómina al Gobierno de Joe Biden, según cuatro funcionarios haitianos que participaron de la redacción de ese documento.

Y esa pista pareció confirmada por las declaraciones de algunas de las personas arrestadas por haber participado del magnicidio.

Algunos de esos sospechosos confesaron que recuperar la lista era la prioridad absoluta de quienes encargaron el ataque al entonces mandatario, según tres altos funcionarios haitianos con acceso a la investigación oficial del crimen.

De hecho, los asesinos de Moïse se llevaron varios documentos de su habitación después de matarlo y dejar gravemente herida a su esposa Martin Moïse, quien fingió estar muerta para salvar su vida.

Una figura central en la lista era Charles Saint-Rémy, conocido como «Kiko», dijeron dos de los funcionarios haitianos encargados de ayudar a redactar el expediente.

Para la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA, en inglés), Saint-Rémy, un hombre de negocios haitiano, es sospechoso desde hace tiempo de estar involucrado en el tráfico de drogas.

Además, es cuñado del expresidente Michel Martelly, quien sacó a Moïse de la oscuridad política y lo eligió como su sucesor.

Martelly, quien está contemplando la posibilidad de volver a presentarse a la Presidencia, y Saint-Rémy tenían una enorme influencia en el gobierno de Moïse.

Ambos incluso decidían desde quién obtenía contratos públicos hasta qué ministros del gabinete eran nombrados, según funcionarios haitianos.

Moïse murió baleado en su residencia el 7 de julio último, sin que intervinieran los guardias presidenciales, a manos de un comando integrado por militares y policías locales y extranjeros.

Por el caso, una veintena de exmilitares colombianos se encuentran en prisión, y a mediados de noviembre autoridades de Turquía arrestaron al empresario Samir Handal, acusado de ser uno de los cabecillas del magnicidio.

Por su parte, la policía de Jamaica mantiene arrestado al exmilitar colombiano Marco Antonio Palacios, quien presuntamente formó parte del comando armado que ultimó a Moïse.