El juez federal James Emanuel Boasberg dictaminó que el caso antimonopolio reformulado por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) contra Facebook, ahora rebautizado como Meta, puede continuar, ya que la denuncia es más sólida y detallada que la versión negada el año pasado.
La FTC alegó que el gigante de las redes sociales tiene un monopolio ilegal al adquirir potenciales competidores como Instagram y WhatsApp.
«La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos bien podría enfrentar una gran tarea en el futuro para probar sus acusaciones, pero el caso no será inadmitido», dictaminó Boasberg, quien el año pasado descartó la demanda original.
El fallo niega la intención de Facebook de desestimar también el texto reformulado. «La FTC continúa alegando que Facebook ha tenido durante mucho tiempo un monopolio en el mercado (…) y que ha mantenido ilegalmente ese monopolio. Sin embargo, los hechos declarados esta vez para fortalecer esas teorías son mucho más sólidos y detallados que antes», agregó el juez federal.
Boasberg también rechazó el argumento de Facebook de que el caso debería ser desestimado porque la decisión de corregir y presentar de nuevo la demanda por parte de la comisión fue alimentada por un sesgo contra la empresa de la presidenta de la FTC, Lina Khan.
En la demanda reformulada, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos reclamó que la prevalencia de Facebook «está protegida por altas barreras de entrada» y que «incluso una entrada con un producto superior no puede tener éxito por cómo está concebido su ecosistema».
La demanda, que podría tardar años en llegar a los tribunales antes de alcanzar un acuerdo, exige que se ordene «la desinversión de activos, incluyendo WhatsApp e Instagram, para restaurar la competencia».
Boasberg había dicho en su fallo de desestimación el año pasado que la demanda inicial de la agencia carecía de evidencia, especialmente para definir el mercado que supuestamente Facebook estaba monopolizando.
El fallo del juez federal es un nuevo golpe para Facebook, que viene de enfrentar un escrutinio el año pasado por cuenta de una denunciante que filtró documentos en los que ejecutivos eran conscientes del daño que sus servicios podrían causar a sus usuarios, especialmente a los más jóvenes.
Después de las revelaciones de Frances Haugen, quien filtró miles de documentos de Meta (conocida como Facebook hasta octubre de 2021) que muestran el rol de la compañía en fenómenos como la desinformación o los discursos de odio, el agua parece haberse rebosado para muchos legisladores en Estados Unidos, principal mercado de Meta.