Los indecisos se convirtieron en el botín más preciado tanto por el oficialismo como por la oposición, de cara a la votación del plebiscito de salida de la nueva Constitución de Chile del 4 de septiembre próximo, según lo dejaron en claro las últimas encuestas que realizaron diversas consultoras.
Los números de Cadem son: Apruebo, 39%; Rechazo, 43%; e Indecisos, 18%; en tanto que los de Pulso Ciudadano son: Apruebo, 29,7%; Rechazo, 41,9%; e Indecisos, 28,4%. Eso marca por un lado cierto paridad, pero por otro un porcentaje amplio de personas que todavía no decidieron su voto.
«Aún no tuve tiempo para leerlo», «No entiendo mucho del tema», «Tengo otras prioridades», son algunas de las respuestas de los ciudadanos chilenos, de cara a la votación.
La nueva Constitución, que se deberá votar en un referendo el 4 de septiembre, tiene prácticamente dividida a la sociedad, donde las últimas encuestas dan una ventaja al Rechazo al texto, pero no lo suficientemente amplia como para que se mantenga la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-90) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por su corte neoliberal.
La opción por aprobar el texto, cuyo borrador será entregado por la Convención Constitucional (CC) el 4 de julio, no logra mejorar sus números, pese a los esfuerzos del Gobierno.
La política juega
La alianza de derecha Chile Vamos, conformada por Renovación Nacional (RN), Unión Demócrata Independiente (UDI) y Evópoli, definió hace unos días convocar a votar por el rechazo.
De todas formas, anunció su intención de cambiar la Constitución actual, vigente desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero no bajo los lineamientos de la propuesta en curso.
Constanza Hube, Constituyente UDI, afirmó: «El aumento indecisos es lógico porque no falta información sino además la que entrega la CC es completamente falsa».
En tanto, Ignacio Achurra, Constituyente FA, aseguró: «Cuando salgamos a explicarles a la ciudadanía que esta nueva Constitución es un mejor camino para el país, los indecisos optarán por el Apruebo».
Por último, Fuad Chahín, Constituyente DC, sostuvo: «Estoy dentro de los indecisos. la actual Carta Magna ya no tiene validez ni legalidad, pero la que propone la CC no me conforma».
Marcelo Mella Polanco, politólogo de la Universidad de Santiago de Chile, explicó que es «lógico» que la coalición de derecha opte por la negativa, ya que en el plebiscito de 2020 por una nueva Constitución «también apoyó la postura del Rechazo».
«Las fórmulas en política, cuando dejan de tener los resultados, obligan a que los actores hagan cosas distintas. Cuando el diseño institucional deja de producir los resultados que los actores esperan es indispensable pensar fórmulas de reforma al sistema institucional para gobernar las transformaciones que se han ido generando socialmente», indicó.
El ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Giorgio Jackson, reaccionó al llamado de los partidos de derecha y expresó que un eventual triunfo del Rechazo complicaría las propuestas del programa del presidente de la nación, Gabriel Boric, quien asumió el 11 de marzo pasado.
«Esto no quiere decir que nos vamos a quedar de brazos cruzados y, si es que gana el Rechazo, vamos a tratar de encontrar la forma de acercarnos lo más posible a lo que propusimos», puntualizó.
Borrador de la nueva constitución
El texto aún no está terminado, pero ya se conocen los aspectos más relevantes de la propuesta, que implican que Chile sea una democracia paritaria y un Estado Plurinacional que reconoce la coexistencia de diversos pueblos y naciones, que tendrán derecho a la autonomía y autogobierno.
Este es uno de los aspectos que más preocupa a la derecha, ya que considera que le daría más libertad de acción al pueblo mapuche, inmerso en un conflicto en la macrozona sur del país.
Asimismo, en cuanto al sistema político, los principales cambios en esta propuesta de Constitución apuntan a un presidencialismo atenuado y a transformaciones importantes en el Poder Legislativo, otorgando mayor poder a la Cámara baja, que pasaría a llamarse Congreso de Diputados y Diputadas, y eliminando el Senado, que sería reemplazado por una Cámara de las Regiones, que contará con menos poder que el que tiene actualmente.
La derecha cuestiona que estas y otras propuestas construyen un texto constitucional que no responde a las urgencias que piden los chilenos y que no une al país.
El texto también propone el paso de un Estado subsidiario a un Estado social de derechos, lo que responde el grueso de las demandas de la población chilena durante las manifestaciones de octubre de 2019.
La redacción de este texto fue la salida política que encontró Chile para apaciguar las violentas protestas que estallaron en ese momento en reclamo de mayor justicia social en un país muy desigual, en que solo en 2021 el patrimonio de los chilenos más ricos representó el 16,1% del PIB, según estimó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).