El mes se abrirá y cerrará con dos comicios presidenciales en Centroamérica: el 7 será en Nicaragua, donde parece asegurada la reelección de Daniel Ortega, y el 28 en Honduras, donde escogerán al sucesor del polémico Juan Orlando Hernández, anegado por la corrupción.
En el medio, la atención se desplazará a Sudamérica, donde el 14 se llevarán a cabo las legislativas en Argentina, mientras que el 21 serán los turnos de Chile, que renovará su Parlamento y escogerá al futuro presidente, aunque probablemente necesite una segunda vuelta en diciembre, y de Venezuela, donde la oposición acudirá a unas elecciones regionales y locales tras cuatro años de ausencia.
Sin lugar a duda, Nicaragua, la primera cita, es la más controvertida. El próximo domingo Daniel Ortega, un exguerrillero sandinista de 75 años y que retornó al poder en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, buscará su quinto mandato, cuarto de forma consecutiva, en un proceso de «extrema preocupación» rodeado de un «clima de represión», según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Críticas a las que se suman Estados Unidos, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) cuando advierten de un progresivo deterioro político y social en el país, particularmente desde el estallido popular contra Ortega de 2018, calificado por el Gobierno como un intento de golpe de Estado y que dejó cientos de manifestantes muertos, presos o desaparecidos.
La victoria de Ortega se da por descontada, particularmente por las circunstancias en las que se produce la votación: siete aspirantes presidenciales y una treintena de dirigentes opositores fueron arrestados por «traición a la patria», mientras que los observadores de la OEA y la UE renunciaron a participar, debido a la falta de condiciones para ejercer su trabajo.
El 14 será el turno de Argentina. El Gobierno de Alberto Fernández intentará mantener el poder de cara a las presidenciales de 2023. Pero antes están las legislativas, en las que se renovarán 127 de los 257 escaños en la Cámara de Diputados y 24 de los 72 en el Senado. Cabe destacar que, en las primarias celebradas en septiembre, la oposición le dio una paliza al oficialismo.
Tras prometer que corregirían lo que hicieron mal; remodelar el gabinete por imposición de la todopoderosa vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner; extender los planes sociales y subir el salario mínimo; el Gobierno afronta la cita electoral lastrado por la recesión económica, el déficit galopante, una inflación que roza el 53 % y una cuestionada gestión de la pandemia que hasta ahora se cobró la vida de casi 116.000 argentinos.
El 21 les tocará a Venezuela y Chile. Ese fin semana, la atención estará dividida entre el norte y el sur de la región.
Venezuela afrontará unos comicios regionales y locales a los que el grueso de la oposición, incluido el sector liderado por Juan Guaidó, acudirá por primera vez desde 2017, tras su ausencia en las presidenciales de 2018 y las parlamentarias de 2020, lo que le «entregó» al chavismo el 92% del Parlamento.
El presidente Nicolás Maduro pidió -en el inicio de la campaña electoral- prepararse para una «gran victoria de la democracia», mientras que el líder opositor y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles, instó a votar «contra el desastre de Maduro y los incapaces que lo acompañan».
Las elecciones transcurrirán en circunstancias muy delicadas para el chavismo, tras la reciente extradición a Estados Unidos del empresario colombiano Alex Saab, presunto testaferro de Maduro, y una segunda e inminente extradición al mismo país, desde España, del exgeneral Hugo Armando el «Pollo» Carvajal.
Chile, en tanto, asistirá a unas elecciones presidenciales llenas de incertidumbre y pensando en el 19 de diciembre, cuando con casi total seguridad tendrá que acudir a una segunda vuelta.
El desgastado presidente Sebastián Piñera, quien no se puede presentar a la reelección, afronta el escándalo provocado por las revelaciones los Pandora Papers con un juicio político que podría desembocar en su destitución; una crisis social desatada en 2019 y los preparativos para redactar una nueva Constitución. Su legado planea sobre las aspiraciones de los siete candidatos, ninguno de los cuales tiene posibilidades de salir electo en la primera vuelta, según los sondeos.
Quienes tienen más posibilidades de pasar al «balotaje» no pertenecen a las coaliciones políticas que gobernaron el país desde el fin de la dictadura, en 1990. Se trata del exlíder estudiantil de izquierda Gabriel Boric, de 35 años, quien va por delante en las encuestas, y del ultraderechista José Antonio Kast. Una cerrada pugna en unos comicios trascendentales para un país sometido en ebullición política desde hace dos años.
Por último, en Honduras el 28 se desarrollarán las undécimas elecciones presidenciales que se celebran desde que en 1981 concluyeran dos décadas de regímenes militares.
Por un lado, se presenta el modelo continuista del actual mandatario, el conservador Juan Orlando Hernández, reelegido en 2017 en lo que sus opositores consideraron un «fraude» y una acción propia de una «dictadura», ya que una controvertida decisión del Poder Judicial hizo posible lo que la Constitución impedía.
Y por el otro, la opositora Xiomara Castro, del Partido Libertad y Refundación (Libre), la aspirante con más opciones de entre los catorce candidatos que se enfrentan al oficialista Nasry Asfura, tras su alianza con el líder de la Unión Nacional Opositora de Honduras (Unoh), Salvador Nasralla, uno de los mayores rivales de Hernández, quien declinó presentarse en estos comicios.