Hugh Hefner

«Prendió un porro y se bajó los pantalones»: una nueva acusación contra Hugh Hefner

Audrey Huskey denunció por violación al difunto magnate de la pornografía, el estadounidense Hugh Hefner, en el documental «Secretos de Playboy» que se emite por el canal A&E.

De esta manera, se sumó a otras ex playmates, quienes dieron detalles sobre la «frábrica de abuso sexual» que supuestamente era la mansión Playboy.

Según Huskey, fue invitada a Los Ángeles en 1994 para tomar fotos de prueba para la revista Playboy. En ese momento, la entonces esposa de Hefner, Kimberley Conrad, quien supuestamente convenció a Hefner de que abandonara sus formas poliamorosas cuando se casaron en 1989, estaba fuera de la ciudad.

Después de la sesión, Hefner invitó a Huskey a su habitación y le dijo que quería revisar sus fotos. «Estaba sentada al pie de las escaleras decidiendo si debía subir o no», recordó.

Finalmente, decidió que no podía dejar pasar la oportunidad. «No tenía pensamientos en mi mente de que algo malo sucedería», agregó.

Y siguió: «Hefner me mostró las fotos como prometió y luego inmediatamente me acompañó hasta la cama. Me senté, él estaba a mi derecha y sacó un porro (de marihuana). Simplemente lo encendió. Y me quedé sin palabras», rememoró.

«Luego se bajó los pantalones. Me congelé. Al rato se puso encima de mí. No dije nada. No le di permiso. ¿Qué iba a hacer? Si le decía que no, ¿se habría detenido? No lo sé», confesó.

Y continuó: «Después de violarme, Hefner me acompañó a la casa de huéspedes. No sabía qué pensar esa noche. Lloré hasta quedarme dormida», relató.

«Tenía miedo -explicó-. Pensé que me iba a meter en problemas: es su casa, su poder, su empresa, así que pensé tengo que cerrar la boca e irme a casa», concluyó.

Al día siguiente, Huskey señaló que se sentía tan paralizada emocionalmente que no podía levantarse de la cama y canceló una segunda sesión de fotos para Playboy. Una vez que se fue de Los Ángeles y regresó a su casa recibió una carta por correo. Era una carta de despido. Sus fotos nunca aparecieron en la revista.

«Conrad finalmente se enteró del encuentro y se acercó para preguntarme si había ido al dormitorio de buena gana o si Hefner me había invitado. Por supuesto que me invitó, pero no le

dije eso. No quería meterlo en problemas. Eso es una locura. Iguallemte a ella no le importaba yo ni lo que me pasó, lo estaba protegiendo. Eso fue todo. Me tiraron, y cerré la boca», detalló.

Y prosiguió: «Pasé años procesando todo lo que me pasó. Es algo que te cambia, especialmente la forma en que permites que los hombres te traten sexualmente. Y me tomó mucho tiempo entenderlo todo».

Huskey dejó en claro que no compartió su historia con la esperanza de obtener publicidad, sino lograr una sensación de libertad. «Ya era imposible mantener un secreto tan sucio en mi interior durante tanto tiempo. Ojalá hubiera tenido el coraje de decir algo hace mucho tiempo», sentenció.

Más historias, mismo final

Sondra Theodore fue novia de Hefner entre 1976 y 1981 y además quien inspiró a Huskey a compartir su propia historia en Secrets of Playboy.

Pero Theodore también tardó décadas en reunir el coraje para decir algo, décadas en las que siguió siendo amiga de Hefner, incluso se casó y tuvo dos hijas con uno de sus mejores amigos, que había trabajado para Playboy.

«Si admitía (cómo me trató), hacía que mi historia, el cuento de hadas, se convirtiera en una pesadilla. Y mucha gente contaba con ese cuento de hadas, como mis propios hijos», explicó.

«Mi hija creció mirando esas fotos pensando que yo había sido una princesa, ¿sabes?», agregó.

Theodore confesó que era «fácil volver a caer en viejos patrones y guardar silencio sobre esta trauma, porque el exclusivo círculo íntimo de Hefner era la única familia que conocía».

Sin embargo, en última instancia, fue su deseo de proteger a su familia, específicamente a sus hijos, lo que la impulsó a enfrentarse a Hefner. «Lo vi adoctrinando a mi hija», afirmó.

«Él nunca la tocó o lo habría matado. Pero fue lo mismo que me había pasado. Cuando ella entraba en una habitación, él la destacaba y la hacía sentir especial. Y yo le decía: ‘No puedes tenerla, no la toques’”, contó Sondra.

Muchas de las mujeres que contaron sus historias en Secretos de Playboy, sin embargo, no tenían a nadie que interviniera; todo lo que tenían eran sueños de llamar la atención de Hefner y hacerse un nombre en las páginas de Playboy.

Este fue el caso de Susie Krabacher, cuya supuesta violación tuvo lugar cuando visitó la habitación de Hefner para abogar por ser nombrada Playmate del año.

Sobreviviente de una violación infantil a manos de su abuelo, Krabacher finalmente se sintió «segura» con un hombre mayor cuando conoció a Hefner.

«Confiaba mucho en él. Realmente me hizo sentir que se preocupaba por mí como un miembro de la familia», contó.

Este tipo de vínculo calculado puede ser una forma común de acicalamiento, explicó la Dra. Kate Balestrieri, terapeuta sexual y de trauma en el programa: «Los depredadores no vienen con un tablón de anuncios que diga: ‘Así es como te voy a lastimar’. Hacen todo lo posible para convencerte de que estás a salvo y de que existe un vínculo especial», explicó.

Y como las docuseries intentaron ilustrar repetidamente, Hefner usó la vulnerabilidad, la confianza y las aspiraciones de las mujeres en su contra.