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Rusia reconoció la independencia de regiones separatistas de Ucrania

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, reconoció la independencia de dos provincias separatistas y rusoparlantes del este de Ucrania y envió tropas para que las protejan del Ejército ucraniano, una decisión que eleva todavía más las altísimas tensiones con Occidente.

La decisión, que llegó en momentos en que Estados Unidos afirmó que Rusia planea invadir Ucrania, le abre la puerta a Moscú para enviar soldados y armas abiertamente a las provincias separatistas de Donetsk y Lugansk para ayudar a las fuerzas locales, que dicen estar bajo asedio del Ejército ucraniano.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, reaccionó enérgicamente: acusó a Rusia de violar «la soberanía y la integridad territorial» de su país, interpretó que Moscú se retiró unilateralmente de los Acuerdos de Minsk celebrados en 2015 con el objeto de estabilizar la situación entre ambos países y advirtió que en su nación «no hay miedo de nada ni de nadie».

Más temprano, Estados Unidos anunció casi de inmediato sanciones contra las entidades reconocidas por Rusia, llamadas República Popular de Dontesk (RPD) y República Popular de Lugansk (RPL), consistentes en una prohibición de inversiones, comercio y financiamiento por parte de ciudadanos estadounidenses.

En tal sentido, el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció hoy sanciones económicas contra cinco bancos rusos Rossiya Bank, IS Bank, General Bank, Promsvyazbank y Black Sea Trade and Development Bank; y tres empresarios millonarios rusos, cuyas empresas se dedican a proyectos de energía e infraestructura, Gennady Timchenko, Boris Rotenberg e Igor Rotenberg, a quienes se les congelarán sus activos y se les prohibirá viajar al país.

En tanto, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE) condenaron la decisión.

 

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La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), por su parte, señaló que la decisión de Putin «representa una violación del derecho internacional y de los principios fundamentales de la institución», aunque sus observadores en Ucrania «reportaron 3.231 violaciones del alto el fuego previsto en los acuerdos de Minsk para las provincias en disputa».

A pedido de Washington y sus aliados, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) analizó la situación anoche, en una reunión pública solicitada por Washington y sus aliados y transmitida en vivo a través de YouTube.

Antes de que comenzara ese encuentro, la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary Di Carlo, lamentó «la decisión rusa» y afirmó que «las próximas horas y los próximos días serán críticos porque el riesgo de conflicto mayor es real y debe ser evitado a toda costa».

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, su par de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, acordaron que la decisión de Rusia «no quedará sin respuesta», según reveló el Gobierno germano luego de una conversación telefónica entre los tres líderes.

El primer ministro británico, Johnson, calificó el reconocimiento de «contrario al derecho internacional».

Tras la reunión, la ONU y varios miembros del Consejo de Seguridad condenaron la decisión de Rusia de reconocer la independencia de las repúblicas separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk en el este ucraniano, anunciada horas antes, así como el despliegue de sus tropas en esas zonas.

«Las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania se mantendrán inalteradas, sin importar las declaraciones y los actos de Rusia», declaró el embajador de Ucrania en las Naciones Unidas, Sergiy Kyslytsya.

Kyslytsya pidió a Rusia «anular su decisión de reconocer» los territorios secesionistas ucranianos, «volver a la mesa de negociaciones» y proceder a un «retiro inmediato y verificable de sus tropas de ocupación».

«Que el presidente Vladimir Putin haya hablado de que el despliegue de tropas es una fuerza de mantenimiento de la paz para justificar su entrada en los territorios separatistas, es un sinsentido», afirmó la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.

En tanto, el embajador ruso en la ONU, Vassily Nebenzia, sostuvo: «Seguimos abiertos a la diplomacia para una solución diplomática. Sin embargo, no pretendemos permitir un baño de sangre en el Donbass», puntualizó.

Varios miembros del Consejo de Seguridad condenaron la decisión rusa, entre ellos Reino Unido, Francia, Noruega, Irlanda, Albania e India; mientras que China, segunda potencia mundial, tomó distancia de sus socios al abstenerse de condenar explícitamente a Moscú.

«Pensamos que todos los países deben resolver sus diferencias internacionales por medios pacíficos conforme a los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas», indicó escuetamente el embajador Zhang Ju.

Dos decretos del presidente ruso, firmados tras una alocución transmitida en televisión, reconocen a las «repúblicas populares de Donetsk y Lugansk» y piden al Ministerio de Defensa que «las fuerzas armadas de Rusia (asuman en esas zonas) las funciones de mantenimiento de la paz».

La ONU consideró esas medidas como una violación de la ley internacional y de los fundamentos de Naciones Unidas.

Donetsk y Lugansk son dos ciudades de la región del Donbass, en el este de Ucrania, limítrofes con Rusia, de mayoría rusoparlante que hace ocho años vienen manteniendo una guerra no declarada con el Gobierno de Kiev en reclamo de separarse de Ucrania.

La situación de las dos ciudades se intentó pacificar y solucionar en 2015 con los Acuerdos firmados en Minsk, Bielorrusia, que incluían darle a la región autonomía de Gobierno y elecciones libres de sus autoridades, pero Ucrania no cumplió con esas exigencias, aun cuando fue uno de los cuatro estados que firmó el pacto, junto con Rusia, Alemania y Francia.

 

Rusia apuntó contra la OTAN y Estados Unidos

Putin justificó su decisión con un extenso discurso en el que acusó de la crisis a la OTAN y calificó a la alianza, que está liderada por Estados Unidos, «de amenaza existencial para Rusia».

Y anoche advirtió «a quienes capturaron y mantienen el poder en Kiev que cesen de inmediato las hostilidades porque de lo contrario, toda responsabilidad por la continuación del derramamiento de sangre recaerá en la conciencia del régimen que gobierna en Ucrania», según publicó la cancillería rusa en Twitter.

Putin, en un recorrido por más de un siglo de historia, describió a Ucrania «como un Estado de construcción reciente inextricablemente vinculado a Rusia», apuntó que «heredó tierras rusas» y manifestó que luego de la caída de la Unión Soviética «fue usada por Occidente para contener a su país».

Luego del discurso, Putin firmó decretos de reconocimiento de la independencia de las regiones separatistas, incluyendo dos que piden al Ejército ruso «mantener la paz» en ellas.

Los documentos, publicados por el Kremin, no anuncian ningún calendario de despliegue militar ni su magnitud.

Biden también habló por teléfono con Zelenski y le comunicó que Washington «está comprometido con la integridad territorial de Ucrania», informó la Casa Blanca.

Desde hace semanas, Estados Unidos reitera que Rusia planea invadir Ucrania con decenas de miles de soldados que desplegó en la frontera común, pese a la negativa de Moscú, que afirma que las tropas participan de maniobras y que tiene derecho a cualquier movilización dentro de su territorio.

 

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Las tensiones parecieron disminuir la semana pasada cuando Putin anunció un repliegue parcial de las tropas, pero volvieron a crecer desde el jueves por un incremento de las hostilidades entre el Ejército ucraniano y fuerzas de las provincias separatistas, donde se habla ruso.

Más de 14.000 personas murieron por el conflicto con Donetsk y Lugansk, que se proclamaron independientes en 2014 en rechazo del derrocamiento del entonces Gobierno ucraniano, afín a Rusia, por una ola de protestas, y su sustitución por otro antirruso y prooccidental.

 

Rusia también apuntó contra Ucrania

Rusia consideró que eso fue un golpe de estado, y Putin señaló que la revolución de 2014 «no acercó a Ucrania ni a la democracia, ni al progreso» sino que la convirtió «en un país manejado por otros Estados».

El presidente ruso denunció que el Ejército ucraniano «está comandado por la OTAN y que está preparando una acción militar contra Rusia» y exigió «el fin inmediato de su ofensiva contra Lugansk y Donetsk».

«Considero necesario tomar una decisión largamente esperada: reconocer de inmediato la independencia y la soberanía de la RPD y la RPL», insistió.

Rusia, que opina que el Gobierno ucraniano es una amenaza para esas provincias, acusó a Ucrania de no querer aplicar un acuerdo para la solución del conflicto firmado en 2015 en Minsk, por el cual debería dar autonomía a las provincias y amnistiar a los rebeldes.

Además, reveló que constantes suministros de armas a Ucrania por Estados Unidos y la OTAN la envalentonaron a descartar una solución diplomática al conflicto y optar por una operación de reconquista de las provincias, ubicadas en una región industrial conocida como Donbass.

Estados Unidos y Occidente, por su parte, coincidieron en que la intensificación de las hostilidades en el este de Ucrania de los últimos días podría darle a Rusia un pretexto para lanzar la invasión de la que vienen advirtiendo desde semanas antes del deterioro de la situación.

Ucrania y Occidente además acusaron a Rusia de proveer armas y combatientes a los separatistas, pero Rusia lo negó.

 

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Anoche, antes de una reunión de Putin con sus asesores de seguridad, los líderes de Lugansk y Donetsk le pidieron al presidente ruso que reconociera su independencia y firmara acuerdos que les permitieran protegerlos de lo que describieron como una ofensiva en curso del Ejército de Ucrania. El Parlamento de Moscú aprobó una resolución en ese sentido la semana pasada.

Ucrania negó haber lanzado una ofensiva y acusó a Rusia de provocación. Moscú respondió que Kiev era responsable del agravamiento de la situación en el Donbass.

Las autoridades separatistas confirmaron ayer que al menos cuatro civiles murieron en las últimas 24 horas por bombardeos del Ejército ucraniano, que también sufrió la baja de dos soldados el fin de semana y otro resultó herido en ataques de los rebeldes.

Rusia ayer aseguró que su Ejército mató a cinco «saboteadores» militares ucranianos que se infiltraron en la sureña región rusa de Rostov, que destruyó dos vehículos blindados que usaban y capturó a un soldado ucraniano. Ucrania negó la información.